TAF SE MUEVE: PARQUE DEL RETIRO


 En una mañana fresca, pero radiante de sol, nos citamos en el Parque del Retiro para ver la exposición de Casa de Vacas.


La exposición “Bandoleros y su entorno”, del pintor Daniel de Campos, muestra el bandolerismo como fenómeno que prosperó en la Serranía de Ronda y en otras geografías a finales del siglo XVIII y principios del XIX, sobre todo durante la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia.


En el total de las 51 obras que se exponen están representadas todas las etapas de la pintura, desde el realismo hasta el arte abstracto. Cada obra cuenta una historia, donde predominan los finales trágicos y donde el color es el protagonista.

El autor explica que “cada composición está perfectamente documentada. Las armas, las ropas, los enseres, o las localizaciones llevan un meticuloso estudio histórico y etnográfico de varios años”. Un suave expresionismo corona las múltiples figuras y paisajes de estos grandes cuadros.

 A veces el paisaje se rompe con método y se desfigura sin llegar nunca a la abstracción.

Los bandidos serranos se podían considerar modernos caballeros andantes, como nuestro José María el Tempranillo, el bandido de las breñas andaluzas. También a Luis Candelas, el estafador lleno de salero madrileño, que terminó su vida en la horca,  a pesar de las simpatías cosechadas. 

El bandolero Diego Corrientes fue otro héroe popular de finales del siglo XVIII, el inicio mismo del romanticismo, y protagonizó las hermosas zarzuelas de José María Gutiérrez de Alba y de Enrique Zumel, o la novela por entregas de Manuel Fernández González.  Los cuadros sobre nuestra Guerra de la Independencia han dotado a Daniel de Campos de un conocimiento sobre la época casi insuperable. 


La muerte o su cercanía están presentes en todas estas impresionantes pinturas. La muerte, novia del legionario y del revolucionario, lo es también del bandolero. Mujeres desconsoladas, con pistolón al cinto, se inclinan llorando para abrazar los cuerpos sin vida de sus aventureros amantes.


Y con esto dimos por finalizada la visita.

Menos dramática y más amable es el montaje que en la terraza están preparando para deleite de los más pequeños en este periodo vacacional navideño. Con imágenes de cuento, muy apetecibles.

Y sin prisa, disfrutando del sol, y sufriendo el viento caminamos deleitándonos con imágenes otoñales aún hasta la Montaña de los Gatos para ver una exposición que muestra el belén monumental siciliano de la colección Basanta-Martín, una de las más prestigiosas del mundo en este ámbito.


El montaje realizado por el toledano José Luis Mayo Lebrija, uno de los belenistas más reconocidos del mundo, está formado por más de 160 figuras con alturas comprendidas entre 18 y 30 centímetros, instaladas sobre una plataforma circular de 40 metros cuadrados diseñada para ofrecer una visión completa del conjunto y garantizar la conservación de las piezas. 

Se completa el recorrido con 12 vitrinas perimetrales que muestran una selección de figuras y grupos escultóricos procedentes de otros belenes italianos, elaborados en diferentes materiales como barro, madera, vidrio, cerámica o porcelana.  Permite apreciar la diversidad de materiales y estilos que caracterizan el arte del pesebre en Italia, donde esta tradición nació en 1223, impulsada por San Francisco de Asís y traído a España por Carlos III, hasta ese momento  rey de Nápoles y Sicilia.

Finalizada la visita al Retiro, justo enfrente encontramos una terrada para hacer un alto y tomar un estupendo aperitivo en la "Casa de Fieras": delicias de pollo, ensaladilla, aceitunas y patatas fritas regadas con el inevitable vermú.

El restaurante para ir a comer no estaba lejos, suficiente para bajar un poco el piscolabis y enfrentarnos a ensaladas, pasta y pizzas.

Ya solo quedaba rematar y relajarnos con un rico capuchino en la plaza de Dalí. 

Y hacer la tertulia, leer los trabajos, concretar propuestas y fechas y dar por terminada la salida cultural. 

¡Ah! Por supuesto desearnos lo mejor en estas fiestas navideñas y despedirnos hasta el próximo año.

TAF SE MUEVE: SERRERÍA BELGA

 

La mañana, con vocación invernal, no nos impidió quedar para cumplir con la salida cultural del mes de Noviembre, para visitar las exposiciones de la Serrería Belga. 


La muestra Los cafés literarios de Madrid. El Café de Pombo propone un viaje a la edad dorada de estos establecimientos que, desde el siglo XVIII al XX, se convirtieron en auténticos foros de pensamiento, creación y sociabilidad, y conecta con la esencia del Espacio Cultural Serrería Belga, dedicado a explorar el legado literario y artístico de la capital.


La muestra contempla un recorrido por la historia de estos establecimientos en Madrid, desde los antiguos mentideros populares como el Mentidero de la Villa (en las gradas de San Felipe el Real, junto a la Puerta del Sol, el más concurrido Y bullicioso, donde se discutía, comentaba y se difundían noticias y acontecimientos.

Esos mentideros fueron el germen de la consolidación de espacios icónicos como La Fontana de Oro, el Café del Príncipe, el Café de la Montaña o el Café de Pombo. 

El café de La Montaña uno de los más emblemáticos de finales del XIX, era conocido como "el café de las pulmonías", debido a las corrientes de aire que en invierno entraban por sus muchas puertas.

Esos cafés se convirtieron en verdaderos escenarios culturales. Espacios que acogieron tertulias memorables por las que pasaron escritores como Benito Pérez Galdós, Ramón María del Valle-Inclán, Pío Baroja o Manuel Machado, entre muchos otros. Y es que el café ha sido desde siempre un excusa para reunirse, un catalizador de pensamientos y sociabilidad. 

El Café de Pombo fue uno de los más emblemáticos de la ciudad y en el que el escritor Ramón Gómez de la Serna impulsó su célebre tertulia llamada “La sagrada cripta de Pombo”. 


Las piezas reunidas -actas, dibujos, recortes, fotografías, objetos de época y un proyecto fotográfico contemporáneo, incluyen, de forma inédita, las actas de las tertulias que tuvieron lugar en este local en 1944 y 1949.  


La exposición también reproduce un fragmento de la novela gráfica Los caballeros de la Orden de Toledo, de Javierre y Juanfran Cabrera, en el que Miguel de Unamuno dialoga con los tertulianos del Café de Pombo, en un guiño al mundo literario de la época.

La célebre tertulia  “La sagrada cripta de Pombo” presidida por De la Serna se recrea en Serrería Belga, arrojando una nueva luz sobre el ciclo de vida del Café de Pombo y su legado como un refugio para la libertad y la memoria.


Y con esto dimos por terminada la visita de los cafés, para pasar a la siguiente, no menos interesante.


La exposición Mil y un Quijotes. De El Paular al Castillo de Peralada reúne por primera vez en Serrería Belga más de 300 piezas de gran valor artístico, algunas de ellas inéditas, entre las que se incluyen obras bibliográficas como primeras ediciones del siglo XVII.


 Esta muestra presenta las ediciones más relevantes de Don Quijote de la Mancha que integran los fondos museísticos del Castillo de Peralada. Esta propiedad cuenta con una de las colecciones cervantinas más sobresalientes a nivel mundial constituida por cerca de 5.000 ediciones, de las que destacan los más de 1.000 ejemplares del Quijote.


En la exposición se incluye un apartado con iconografía quijotesca muy diversa: cromos, ex libris, cartas, tarjetas postales, aleluyas, pinturas, dibujos y grabados, entre otros. 


Entre las ediciones del siglo XX, sobresalen un ejemplar de corcho de la casa Viader impreso en 1905; una edición japonesa de 1936 con ilustraciones de Serizawa Keisuke en la que los personajes aparecen como samuráis; o una edición parisina de 1957 con 12 litografías originales de Salvador Dalí.


Pues una vez terminada la parte cultural quedaba, como siempre, la más prosaica, pero no menos grata: el aperitivo.


 Aprovechando que el sol atemperaba un tanto el frío, tomamos el vermú en la terraza del Sanabria. 


Don Santiago Ramón y Cajal nos dio la bienvenida al Colegio de Médicos, donde íbamos a comer en su restaurante, "La neurona de Cajal."

Comimos, y aprovechando que el lugar resultaba agradable y tranquilo, decidimos tomar el café y hacer allí mismo la tertulia.  


Y con eso, colorín colorado, esto se ha terminado. Hasta la próxima, en la que esperamos reunirnos todo el grupo; en esta ocasión, por diverso motivos, hubo algunas ausencias y echando de menos a esas compañeras.











DESDE DENTRO DE TAF: MARI CARMEN BARANDA

                                                  TERRORISTA NOVATA



Habían traspasado las nubes y un sol luminoso bañaba el avión. Era un Airbus 545, en el que viajaban varios políticos.

También volaban una muchacha llamada Ana y Paul, su novio, un antiguo piloto.

Él se levantó y cogió su mochila, la abrió y sacó dos armas, una para cada uno.

La chica disparó tan rápido como pudo a todos, incluido su novio.

Paul murió con una bala atravesando su pecho.

Sólo Ana vivía. Y no sabía pilotar un avión.


Mari Carmen Baranda

TAF SE MUEVE: RAIMUNDO DE MADRAZO EN LA FUNDACIÓN MAPFRE

 

En una mañana típicamente otoñal, nos dimos cita en la Fundación Mapfre, para hacer la visita cultural correspondiente al mes de octubre. 


Mapfre, en colaboración con el Meadows Museum de Dallas, hasta el 18 de enero del año próximo presenta y recupera en la Sala Recoletos de Madrid  la figura  de Raimundo de Madrazo; ilustra la trayectoria del pintor español en solitario, para mostrarla  como un artista individual más allá de la saga familiar.


Raimundo de Madrazo y Garreta (1841-1920) pertenecía a una saga de pintores que lideró la Academia española durante casi cien años. Fue hijo de Federico y nieto de José, ambos destacados autores de la corte española del siglo XIX. Además, su tío, su hermano y su hijo también fueron pintores. ¡Incluso su cuñado, Mariano Fortuny! La vida le dirigió siempre en la misma dirección:  Raimundo estaba destinado a ser artista. Y él no defraudó.



El joven Raimundo se inició en la pintura clásica  al lado de los mejores: su padre y su abuelo, por no hablar de maestros como Velázquez, Goya o Murillo presentes en el Prado, museo del que tanto Federico como José fueron directores. Él estaba llamado a perpetuar la saga y seguir escribiendo el apellido Madrazo con letras de oro en la Historia del Arte. 



Raimundo de Madrazo nació en Roma y vivió rodeado de todo tipo de comodidades. No le faltó nunca nada. 

A los 20 años se fue a París y se estableció allí, alejado del foco de su padre, que nunca paró de aconsejarle sobre los pasos que debía dar para triunfar. 


Retrató a los personajes más influyentes de mediados del siglo XIX y principios del XX, participó en varias exposiciones universales y recibió el reconocimiento en vida. 


Embajador de la elegancia parisina, inmortalizó como nadie a damas de la alta aristocracia y caballeros reputados, como la marquesa d’Hervey Saint-Denys, la XVI duquesa de Alba. 


También a  Aline Masson su musa, su cómplice y amiga que se pueden ver en la exposición en una obra cedida por el Museo del Prado, entre otras muchas, con Aline de protagonista.

Pintó escenas llenas de vanidad, fiestas carnavalescas donde los artistas se disfrazaban, tertulias literarias…

Mientras él pintaba escenas clásicas y galantes hasta bien entrado el siglo XX, los impresionistas ya habían sacado el caballete a la calle y los fauvistas exploraban las posibilidades del color. Su estilo exquisito y refinado terminó dando los últimos coletazos de pintura académica.


 Así que su arte terminó relegado a un segundo plano porque resultaba demasiado frívolo y superficial a ojos de una generación de creadores y críticos ansiosos de modernidad.


Este recorrido cronológico, integrado por casi un centenar de pinturas procedentes tanto de museos nacionales y extranjeros como de colecciones privadas, abarca desde 1859 hasta prácticamente su muerte. Raimundo murió a los 79 años como quería, rodeado del aura del pasado, en un lujoso palacete de Versalles, tras una vida de viajes, fiestas y privilegios.

Y finalizada la visita a la exposición nos dispusimos a tomar el obligado aperitivo.

Un vermut en La Taberna del Gijón, siempre es bien recibido.

Después recorrimos el paseo de Recoletos disfrutando del agradable día y de la Feria de Artesanía, que se celebra anualmente en estas fechas.


La comida la celebramos en Casa Carmen, un agradable restaurante en la calle de Alcalá, muy recomendable.
 

Ya solo quedaba el café; lo tomamos en el pub James Joyce, un local  típico irlandés, muy literario, que ya en otras ocasiones habíamos frecuentado para hacer la tertulia. Eso hicimos, leyendo y comentando los trabajos de cada una.


Y con todos los propósitos cumplidos y disfrutados, dimos por finalizada la salida cultural del mes de octubre.